miércoles, 23 de julio de 2008

Ciclismo y dóping

Actualmente, el ciclismo es un deporte en franca decadencia por culpa del dóping.
El dóping, una realidad que afecta de pleno al ciclismo, pero también a otros deportes, es una lacra que es aprovechada por diferentes estamentos en una frenética lucha por el poder y el control económico del ciclismo.

Habría que poner en antecedentes al lector:
Hace 25 años, en el Tour de Francia había etapas contrarreloj de 80 km, 25 etapas, un único día de descanso, etapas de más de 300 kilómetros y muchas veces las etapas alpinas eran un infierno de puertos y horas pedaleando encima de la bici. Vamos que comparado que lo de ahora, es un mini-Tour. Y viendo la escasez de fuerzas y la franca igualdad entre los competidores, te das cuenta de que por qué antes había tantas diferencias entre los corredores.

El dóping siempre ha existido, permitido o no, hasta que un día los corredores franceses dejaron de dominar el pelotón mundial y la Francia “jacobina” puso todo su empeño y furia en demostrar que los ciclistas eran unos tramposos, mezquinos y drogadictos.

LA EPO, las transfusiones de sangres, otros suplementos más que dudosos y la oxigenación en altura han sido y son los principales “vitaminas” de las ciclistas.
Viendo como está el ciclismo y el pelotón mundial, quizás permitiría determinada linea de consumo de sustancias, ahora prohibidas.

Nadie olvida que en la década de los 80, el atletismo de la extinta Unión Soviética y sus satélites (básicamente Alemania Oriental) estaba orientado por y para el dóping y a la caza de unos récords mundiales, que aun hoy en día siguen sin poder batirse. A modo de ejemplo, el récord del mundo de 400 metros lisos de atletismo femenino está en poder de Marita Koch (Alemania Oriental) con un crono prohibitivo de 47 segundos 60 centésimas. Han pasado más de 20 años y nadie consigue bajar de 48 segundos ni por casualidad.

Y otro tema, no menos importante, el trato vejatorio y de criminal al “presunto” ciclista que es cazado por un supuesto dopaje, en un control anti-dóping. En cambio, cuando un futbolista u otro deportista es “cazado”, siempre es inocente de antemano. El ciclista es culpable de entrada, pero el futbolista es inocente. Cuánta hipocresia.

Como sigamos así, ninguna marca comercial querrá poner su capital e inversión en el ciclismo en un mundillo plagado de chupópteros, corruptos y burócratas.

No hay comentarios: