Hace 23 años había una pandilla de jóvenes adolescentes en la Plaça Revolució, del barcelonés barrio de gracia. Era una pandilla numerosa, muy variopinta, con chicos de las diversas tribus urbanas, algunos eran pijos (otros intentaban parecerlo), otros eran heavis, había algún "garrulo" y la gran mayoría eran jóvenes con unas ganas locas de divertirse y conocer el mundo.
Íbamos muy a menudo a la carretera de las aguas a "jugar" a exploradores, los viernes por la tarde los pasábamos en la discoteca Quartier y los domingos por la mañana jugábamos a fútbol en la Plaça del Sol. Por esta época, estábamos a punto de acabar el "cole" o instituto de turno y el verano empezaba a llamar a nuestras puertas.
Pero ocurrió un hecho que cambió nuestras vidas, al menos las de muchos de mis amigos.
Nuestra pandilla, formada mayoritariamente por jóvenes adolescentes, se juntó con un grupo de chicas que conocimos en la Plaza del Sol, procedentes del Colegio las Carmelitas de la calle Montseny.
Las Rocío Morcillo, Marta Pla, Mayte Camilleri y compañía hicieron las delicias de muchos de mis mejores amigos. Las hormonas de muchos se revolucionaron de tal manera que se formaron parejas en un abrir y cerrar de ojos, aunque algunas de esas parejas duraran menos que un festival Primavera Sound.....pero así son los amores de verano.
Y mientras todos mis amigos estaban como "locos" con estas chicas que habían conocido, un servidor estaba enamorado de una joven de ojos azules que había conocido en una fiesta. Y sólo tuve ojos para ella.
Estés donde estés, te mando un beso, Ruth.
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