jueves, 26 de febrero de 2009

El impuesto de sucesiones y donaciones

En nuestro complejo sistema tributario, existe una "perla" dificilmente admitible a día de hoy. El impuesto de sucesiones y donaciones.
Llegado el día de la muerte de un familiar, no sólo hay que lidiar con el entierro, el dolor, las deudas, el luto, sino que también hay que pasar cuentas con la Administración Autonómica de la que era causante el muerto.
En la mayoría de Autonomías, el impuesto está casi exento, excepto en dos, que son Extremadura y Catalunya que tienen unos tipos altos comparativamente hablando con el resto de comunidades. Por ejemplo, un patrimonio en herencia de tipo "medio", mientras en Asturias - Galicia - Navarra no habría impuesto a pagar, en Extremadura habría que pagar 9.000 euros y en Catalunya otros 7.000 euros. En el resto de comunidades, la cuota no excedería de 500 euros (minucia).
Es de recibo que los gobernantes de Catalunya acaben con esta impuesto, que sólo pagan las clases medias. Las clases bajas, o no tienen nada que heredar (sólo deudas) o es tan mínimo el patrimonio a heredar que queda exento y las clase altas o pudientes, tienen otras fórmulas fiscales para evitar el pago del impuesto de Sucesiones.
El impuesto de sucesiones es un arcaismo del siglo XX. Si quieren controlar las fortunas o las herencias no lo eliminen pero bonifíquenlo en un 95% (para control patrimonial).

Es hora de que nuestros gobernantes hagan cosas prácticas para la ciudadanía de Catalunya.

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