lunes, 18 de febrero de 2008

Amsterdam, la ciudad de los canales


Este pasado mes de agosto, disfrutando de las merecidas vacaciones de verano, que me había ganado a pulso en el despacho de Don Prudencio González y familía, me fui unos días a Amsterdam.
¿ Por qué Amsterdam ?
Quería ver con mis ojos el barrio rojo. Y luego lo contaré.
Via Click Air, la low cost de Iberia, llegué a la ciudad de los canales al mediodía de un caluroso día de agosto. Lo primero que te llama la curiosidad cuando estas en Amsterdam, son los tranvías.

Llegué al Hotel Vondel, un 4 estrellas (que en Barcelona sería un *** estrellas). Tras entenderme con las chicas de recepción, me habilitaron una habitación doble de uso individual que en realidad era una individual mediana muy arregladita y con algunos detallitos que eran de agredecer.
Una vez dejadas las maletas, trastos y enseres, salí a la calle a conocer la capital holandesa.
Bicicletas y más bicicletas. Van como locos. Es el país de los ciclistas, a modo de ejemplo recordamos a Erik Breuking, Peter Winnen o el gran Joop Zoetemelk que por cierto, tampoco se libró de dar positivo en un control antidopaje. A lo que iba, la bici en la calle, llueva o nieve es de lo más normal, incluso con el móvil o una manzana en la mano. Creo que es una forma de entender la vida.
El hotel estaba en un zona céntrica muy ajetreada, cerca de la conocida discoteca nocturna Jim Jam. Que lástima no haberla visitado.

Cómo soy algo clásico, no quise arriesgarme mucho en las comidas y aproveché los restaurantes italianos para comer pizzas o pasta. Siempre es una apuesta segura.
Las visitas obligadas a la Plaza Daam, el Riskmuseum, los tranvías y los grandes almacenes de turno (tipo Corte Inglés).
Y me dejo para el final mi feliz estancia en el Barrio Rojo.
Me encontraba en la Plaza Daam y me dirigí con un bici-taxi al Barrio Rojo. En 8 minutos llegamos (más o menos....). Y lo que se cuenta del barrio rojo es cierto. Las 12 del mediodía y los escaparates lucían unas señoras de aupa. Te sonríen, buscan tu complicidad, tu sonrisa, por si sucumbes a sus encantos.
Bellas mujeres. Libertad sexual. Lo dejamos aquí....Mejor verdad.
Amsterdam, no te olvido.

Hasta siempre

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