El impuesto de "Succesions" en manos de los ecosocialistas

Los ecosocialistas catalanes, ese partido tan "simpático" que está en poder gracias a la magia del Tripartito, es quién tiene la llave para reformar de una manera más bien parcial, el impuesto de sucesiones.

Hace unos días, en el programa de TV3 "Agora" hubo un debate sobre este impuesto, en el que estaban expertos sobre el tema, como el director del máster en Fiscalidad del IDEC, Durán Sindreu o el notario Burniol. Estas personas, verdaderos expertos en el tema tributario coincidieron en la necesidad de una profunda reforma de este impuesto, que por mucho que los ecosocialistas hagan pedagogía, es un impuesto bastante injusto.

Lo es más aun, cuando la carga tributaria puede llegar a un 34% (en algunos casos) o por qué en otras comunidades autónomas el impuesto prácticamente ha desaparecido, lo que puede provocar deslocalización de empresas (hay que recordar de que en una empresa familiar, al morir el titular, los hijos tienen que pagar el 5% del valor de la empresa, por la compra de las acciones). El otro 95% está exento. Y un 5% de una empresa que tiene un valor de 50 millones de euros, la cuota tributaria asciende a 2,5 millones de euros.

Viendo el debate que se inició ayer en el Parlamento de Catalunya sobre la reforma del impuesto, me quedé perplejo ante el patética defensa de este impuesto por parte de la formación ecosocialista. Con argumentos del siglo XIX, defendían una reforma muy limitada del impuesto

Pero también habría que tirar de las orejas a los otros partidos políticos. CIU, hace unos meses, presentó una enmienda para hacer desaparecer el impuesto. La enmienda fue rechazada.

Semanas después, fue el turno de ERC, la cúal presentó otra enmienda para reformar el impuesto de una manera menos abrupta que CIU pero también importante. Se rechazó.

No se podían poner de acuerdo CIU y ERC para que entre los dos se aprobara alguna enmienda que fuera un entremedio de sus dos posturas. No lo hicieron.

Esto es la política. Una escuela de personas donde cuenta más el partido que los ciudadanos. Mucho llenarse la boca de trabajo y personas y al final sólo cuenta el voto.

Y finalmente, es la ciudadanía quién paga siempre los platos rotos pasando por caja.