jueves, 21 de enero de 2010

Política: el juego de la tolerancia y la intolerancia

Es fácil presentar los motivos por los que algunos sectores de la derecha más española es tan anticatalana, simplemente les molesta que algunos pensemos o nos sintamos diferentes. Tan simple como esto.
Y ante tal circunstancia, se ridiculiza el sentimiento catalán, se tergiversa la historia, se manipula la información o se deforma para hacer demagogía y populismo barato, que muchas veces cae en un pre-fascismo.
Digamoslo claro, en la España de la derecha no se puede pensar en plural. La diferencia molesta y la fuerza mediática, comunicativa y escrita hace el resto (la llamada brunete mediática), para presentar a Cataluña y a una parte de los catalanes como gente intransingente y malvada.
Muchas veces intentas dialogar con personas que tienen estas ideas y es imposible el diálogo pues sus posiciones son fijas y tus argumentos no tienen validez ninguna.
Mentiras como que el catalán es un dialecto del valenciano o que nosotros nos quedamos con el 100% del IVA de los productos (sólo nos quedamos el 50%).......sin comentarios

También habría que hacer en nuestra casa, Cataluña, un ejercicio de autocrítica. En vez de hacer campañas publicitarias para mejorar la imagen de Cataluña en el resto de España quizás deberíamos empezar mejorando nuestras relaciones con nuestros vecinos, por ejemplo Aragón.
Por ejemplo, en el tema de las obras de arte que están en litigio con Aragón, la generosidad y la devolución de todo o parte de las obras que reclaman (y que pienso que son legítimamente suyas) serían una buena opción de mejorar nuestra imagen y sobretodo iniciar una etapa de una relación más efectiva y fructífera para ambas partes.

Es complicado, es cierto, pero habría que hacer un esfuerzo. No gana las batallas el más fuerte sino el más sutil, el que es más listo. Y aquí en Cataluña muchas veces hemos querido ganar batallas con la razón y no con la sutileza.

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